Colombia: la paz es insostenible mientras exista el narcotráfico

El Universal
14/03/201705:00:40

El gobierno de Colombia advirtió hoy lunes a la comunidad internacional que el proceso colombiano de paz será insostenible mientras existan cerca de 200 mil hectáreas sembradas de coca, materia prima esencial para producir cocaína que abastece los gigantescos mercados de consumo en Estados Unidos y en una actividad de cultivos ilícitos a la que […]

El gobierno de Colombia advirtió hoy lunes a la comunidad internacional que el proceso colombiano de paz será insostenible mientras existan cerca de 200 mil hectáreas sembradas de coca, materia prima esencial para producir cocaína que abastece los gigantescos mercados de consumo en Estados Unidos y en una actividad de cultivos ilícitos a la que se dedican unas 82 mil familias de este país sudamericano.

La advertencia fue planteada este lunes por el colombiano Rafael Pardo, Alto Consejero para el Postconflicto, Derechos Humanos y Seguridad del gobierno de Colombia, ante el 60 período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de la Organización de Naciones Unidas en Viena.

El gobierno y las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) “entienden que mientras existe esa área de cultivos de coca, la paz no va a ser sostenible. Por lo tanto, hacer la paz sostenible significa reducir sustancialmente el área cultivada en hoja de coca”, afirmó Pardo.

“Mientras exista una mata de coca o un arbusto de coca, alguien va a comprar las hojas, alguien va a procesarlas en cocaína y ese alguien es parte de un grupo armado, de un grupo ilegal o de una mafia. Por eso reducir el área de coca es fundamental para la sostenibilidad de la paz”, aseguró.

La droga, describió, es como “una gasolina” que atizó la hoguera del conflicto armado, puntualizó.

La alerta colombiana se conoció en vísperas de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dé a conocer los nuevos lineamientos de la Casa Blanca en materia de combate al narcotráfico internacional.

El pacto de paz suscrito en noviembre de 2016 por el gobierno y las FARC, que fue negociado por ambos bando desde finales de 2012 y que pone fin a una guerra que se prolongó por más de 52 años, establece una serie de pasos para la sustitución de cultivos ilícitos.

Las FARC, cuya cúpula está en la lista del Departamento del Tesoro de EU de narcotraficantes extranjeros importantes, se comprometió en el acuerdo a romper todo ligamen con el contrabando de drogas, aunque siempre negó tener vínculos con esa actividad criminal.

El ministro colombiano de Defensa, Luis Carlos Villegas, advirtió la semana pasada a E en esta capital que el éxito en la lucha contra el narcotráfico internacional depende de que disminuya el consumo de drogas en los gigantescos mercados estadounidenses, para que Colombia pueda combatir “la oferta” de contrabandos de sustancias ilícitas del sur al norte de América.

La declaración de Villegas fue expuesta a William R. Brownfield, subsecretario de Estado de EU para Asuntos de Narcotráfico Internacional y Aplicación de la Ley y uno de los zares antidrogas de Washington. Al abogar para que en EU “haya éxito en la lucha contra el consumo y aquí haya éxito en combatir la oferta”, ministro de Defensa recalcó: “Mientras haya mercado de consumo, habrá oferta en alguna parte del mundo”.

En este contexto, Pardo puntualizó en Viena que la meta en 2017 es “reducir o afectar” 100 mil hectáreas de hoja de coca con dos vías: por un lado, y con la ejecución del acuerdo con las FARC, sustituir 50 mil hectáreas este año en 40 municipios que equivalen a más del 50% de la coca sembrada en Colombia, y, por otro, erradicar otras 50 mil hectáreas con el trabajo de las fuerzas policiales y militares colombianas.

“La sustitución es la prioridad. La prioridad es buscar acuerdos de sustitución con organizaciones campesinas. Cuando los acuerdos, o no se logran o no funcionan o se incumplen, se entra en el proceso de erradicación forzada”, aseveró, al calcular que unas 82 mil familias colombianas cultivan coca.

De acuerdo con cifras oficiales, las políticas de erradicación redujeron la extensión de los cultivos de hoja de coca en Colombia de unas 180 mil hectáreas en 2000 a 90 mil en 2002 y a 40 mil en 2010, pero a partir de 2014 concluyeron las fumigaciones aéreas y hubo un nuevo incremento, para llegar a casi 200 mil en 2016.

Bajo este escenario, Colombia prevé otro aumento consecutivo de la producción de cocaína, con unas 2 mil 400 toneladas en 2017 frente a mil 700 en 2016 y mil 200 en 2015.