La música puede cambiar el actual caos mundial

Daniela Mayo
01/09/201701:00:35

La oboísta está convencida que la música sí da para vivir, todo da para vivir, el chiste es disfrutar lo que haces y hacerlo bien, revela al programa “Orgullo Tabasqueño”

Sin pertenecer a una familia de músicos y con la desventaja de ser considerada la “niña más desentonada del mundo”, Norma Puerto de Dios se convirtió a partir del 2012 en la única instrumentista tabasqueña que en la actualidad integra la Orquesta Sinfónica Nacional.
Con su inseparable oboe, la orgullosa tabasqueña se ha presentado ya en escenarios tan emblemáticos como el Musikverein, en Viena, y el Palacio Nacional de Bellas Artes, en la capital mexicana. “Alguien quiere que me pasen estas cosas: el destino, Dios, los angelitos. O a lo mejor uno mismo se va haciendo el camino”, confesó ante las cámaras de Televisión Tabasqueña (TVT).
Durante una entrevista concedida a la periodista Dolores Gutiérrez Zurita, directora de la Corat y TVT, en la cuarta emisión del programa “Orgullo Tabasqueño”, la egresada como Licenciada en Música con especialidad en Oboe por la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, reconoció que el mayo reto en todos estos años ha sido luchar “contra sí misma”. Dejó en claro, que “la música y todas las artes pueden cambiarle al mundo el rostro caótico y de violencia generalizada que hoy tiene”.
La historia personal de esta concertista tabasqueña , que obtuvo el segundo lugar en el Primer Concurso Universitario de Oboe, organizado por la UNAM en el 2012, inició, cuando a los 7 años se decidió a participar en el programa “Coros y Orquestas de México, siendo el momento en que descubre y se vincula con el Oboe, que es un instrumento que permite a las orquestas afinar antes de sus presentaciones.
Estudiar a Xalapa, le permitió tomar clases con Carlos Prieto, quien más adelante se convertiría en su director de orquesta, en la Sinfónica Nacional. La carrera dura ocho años, pero a los cinco de cursados encontró su primer trabajo: la Orquesta Universitaria de Música Popular, de su alma mater.
Al concluir sus estudios pasó a formar parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Veracruz. En esta segunda filarmónica, la intérprete que ha tomado clases con oboístas reconocidos como Jacqueline Leclerc, Gianfranco Bartolato y Pedro R. Díaz, aprendió a audicionar.
Invitada por la Sinfónica de Chiapas, se presentó para un concierto en la Ciudad de México, entonces se enteró de una oportunidad de oro, nada menos que en la Orquesta Sinfónica Nacional. “Un amigo me dijo que un oboísta se iba a jubilar y necesitaban a alguien que cubriera por seis meses su lugar. No lo pensé. Empaqué todo lo que cabía en tres maletas y le dije a mi casero que le encargaba todo, que regresaba, pero nunca regresé”.
El contrato era un interinato por seis meses, siendo su primera participación con la Orquesta Sinfónica Nacional en Febrero de 2012, interpretando un programa de Stravinsky; desde entonces y tras renovar un segundo contrato, Puerto de Dios ha recorrido todos los escenarios nacionales: el Teatro Degollado, en Guadalajara, el Juárez, en Guanajuato y por supuesto, el Esperanza Iris, en Villahermosa,
Amante de Beethoven, Chaikovsky y Mahler, esta músico tabasqueña sostiene convencida que la música sí da para vivir, todo da para vivir, el chiste es disfrutar lo que haces y hacerlo bien.
Concluye la entrevista expresando que para ella sería increíble que surgiera una orquesta sinfónica en Tabasco y exhortando a los jóvenes a hacer lo que les guste, lo que le dé brillo a su cara, con dedicación, perseverancia y mucho trabajo.